Propiedades de texto

No existe una definición inequívoca del texto. Así, todo producto de un discurso es susceptible de ser texto siempre que se cumplan ciertas condiciones de textualidad que son reconocidas implícita o explícitamente por los hablantes y permiten que ese producto verbal sea un texto. Estos requisitos son:

1.    El texto debe ser una unidad de comunicación.
2.    Unidad integrada por secuencias lingüísticas.
3.    Tener un cierre semántico. Tiene carácter completo, independencia. No es necesario integrarlo en una unidad mayor.
4.    Los enunciados deben estar relacionados en función de unas normas.
5.    Debe ser coherente.




Uno de los rasgos que caracteriza al texto es ser "unidad de comunicación", no el poseer una determinada forma o estructura. El texto como unidad teórica no tiene una extensión prefijada. Su concepción depende de la intención comunicativa. Así pues, un examen, un poema, un anuncio publicitario son ejemplos de la variedad de textos que pueden formar parte de nuestro análisis.

Cuando se trata de escribir correctamente (con precisión y claridad) es necesario seguir ciertas reglas de ortografía, gramática y sintaxis. Pero, además, hay que conocer las propiedades textuales (cohesión, coherencia y adecuación), pues son éstas las que dan sentido, unidad y estructura a lo que escribimos o leemos. 

Las propiedades del texto son: cohesión, coherencia y adecuación.


Cohesión

Es la propiedad textual que permite que las ideas (expresadas través de oraciones y párrafos) estén relacionadas correctamente unas con otras y que sean, en consecuencia, entendibles.
Para lograr que exista la cohesión en un texto existen diversos mecanismos. Se trata de los elementos lingüísticos tales como las recurrencias o repeticiones, las elipsis y los conectores, así como el uso adecuado de los signos de puntuación.

·         Elementos lingüísticos

Los elementos lingüísticos que se utilizan para dar cohesión a un texto son las recurrencias, anáforas y conectores.

o   Recurrencias o repeticiones
La recurrencia o repetición es un elemento de la cohesión que permite que, a través de la reiteración de ciertas palabras, se refuerce el sentido de lo que se expresa en el enunciado. Como veremos inmediatamente, hay cuatro tipos de recurrencias: léxica, semántica, sintáctica y anafórica.
§  Recurrencia Léxica
Recurrencia léxica es la repetición intencional de una palabra a lo largo del texto. De esta  advertir que se está hablando del mismo referente (persona o asunto):
“La mujer entró de lleno en la escena. Era una mujer de mirada fría y rostro adusto. Intimidaba”
§  Recurrencia Semántica
Recurrencia semántica es cuando se escriben, una y otra vez, ciertas palabras que están relacionadas por su significado y que permiten que el puente entre las oraciones y el referente del que se habla sea claro. Surge a partir de la utilización, por ejemplo, de sinónimos, antónimos, o asociaciones conceptuales.
Sinónimos son vocablos o palabras distintas, pero que tienen el mismo significado entre sí. Por ejemplo: papá y padre.
Veamos una reiteración semántica (con uso de sinónimos):
“El niño tomó sus zapatos y los llevó al fondo de la habitación oscura.
Sabía que su calzado estaba viejo. Le hubiera gustado no tener que usarlo nunca más”.
En este ejemplo, puedes ver que también existe una recurrencia cuando se utiliza la palabra “los”, que funciona como pronombre y se refiere a los zapatos, y de la palabra “usarlo” (y más concretamente, la partícula “lo”), que se refiere al calzado y, que por tanto, es una reiteración semántica que se refiere al mismo referente: los zapatos.
Antónimos son aquellas palabras que expresan ideas opuestas. Por ejemplo, claro y oscuro.
Veamos un ejemplo de reiteración semántica utilizando antónimos:
“El lago era enorme, pero al gigante le pareció diminuto”.
Asociaciones conceptuales son aquellas relaciones que se establecen entre las palabras a partir de que se refieren al mismo concepto general o al mismo campo semántico. Veamos un ejemplo:
“El piloto presionó el acelerador e hizo que el auto fuera cada vez más rápido. Quería llegar al estacionamiento y aparcar el coche para siempre”.
En este ejemplo, puedes ver como hay aspectos conceptuales que se hermanan: las palabras “piloto”, “auto”, “estacionamiento”, “aparcar” y “coche” pertenecen a un mismo campo semántico. En otras palabras, todas tienen una relación conceptual temática que las unifica y que permite entender, fácilmente, que se está hablando, a lo largo de toda la proposición, del mismo asunto.
§  Recurrencia Sintáctica
La recurrencia sintáctica surge cuando el redactor produce un grupo de oraciones cuya estructura es similar y, por tanto, constituyen una serie. La ilación se logra cuando se sigue la secuencia lógica del texto:
“El hombre se incorporó rápidamente, tomó la pistola despacio, vio el espejo con detenimiento y disparó la bala fugazmente”.
En este caso, es importante que tomes en cuenta que los verbos “se incorporó”, “tomó”, “vio” y “disparó” son claves para entender la recurrencia sintáctica: a partir de ellos es posible advertir la secuencia de los actos que va realizando el personaje (hombre) de la pequeña narración. Puedes ver, además, que la estructura gramatical de cada oración es semejante. Esto permite que las oraciones puedan encadenarse o relacionarse unas a otras mediante comas, lo cual acentúa la recurrencia sintáctica y remarca el hecho de que una acción (representada por la oración) sigue a la otra.
§  Recurrencia Anafórica
La recurrencia anafórica es un recurso que permite que el hilo del texto se mantenga a partir de la utilización de pronombres y algunos adverbios.
Pronombres:
“Cuando vi a mi abuelita, me di cuenta de que ella no tenía dientes. La vi sentada en una mecedora. Ya no podía ponerse de pie y le dolía cada uno de los huesos”.
Adverbios:
“El despertador sonó a las tres. Entonces decidió que era el momento de volver a su casa”.
o   Elipsis
Es una figura retórica que consiste en la supresión de algún término de la oración, que aunque sea necesario para la correcta construcción gramatical, se sobreentiende por el contexto.
Ejemplo:
“Yo llevaba las flores y ellos, el incienso.”
Aquí se omite el verbo “llevar” “(…) y ellos, llevaban el incienso)”
o   Conectores
Son elementos lingüísticos que contribuyen a dar orden y estructura al texto oral o escrito. Sirven para establecer relaciones tanto de forma como de significado entre las oraciones, proposiciones y párrafos. De esta manera se logra establecer una conexión clara entre los distintos fragmentos que componen el texto. Pueden ser adverbios, frases adverbiales o conjunciones.
§  De Adición
Se utilizan para sumar unas ideas a otras.
Por ejemplo: y, además, asimismo, también, es más, más aún, incluso, para colmo, ni siquiera, del mismo modo, análogamente, igualmente.
§  De Oposición
Sirven para introducir relaciones de contraste o contradicción entre los enunciados.
Por ejemplo: sin embargo, no obstante, ahora bien, con todo, aun así, de todas formas, al menos, en todo caso, salvo que, excepto, antes al contrario, antes bien, más bien.
§  De Causalidad y Consecuencia
Conectan los enunciados porque establecen relaciones que son de causa y efecto.
Por ejemplo: pues, porque, y es que, por tanto, por consiguiente, en consecuencia, por eso, entonces, en tal caso, puestas así las cosas
§  De Reformulación
Permiten referirse al contenido de uno o varios enunciados mencionados con anterioridad.
Por ejemplo: es decir, o sea, en otras palabras, mejor dicho, quiero decir, o sea, en resumen, resumiendo, en suma, en definitiva, en síntesis, por ejemplo, pongamos por caso, concretamente, a saber

·         Puntuación
Para que exista cohesión en cualquier texto, también es fundamental la utilización adecuada de los signos de puntuación.

No hay nada más frustrante que encontrarse con un texto que intenta expresar nociones interesantes, pero que no se entienden debido a que el redactor no fue capaz de relacionarlas adecuadamente y terminó por presentar una serie de ideas que se amontonan: uno no sabe en dónde termina una y empieza la otra.
A este problema de redacción, que es el más común del idioma español  se le llama encabalgamiento.

La única forma en que es válido poner comas entre oraciones es cuando son en serie, como vimos antes. Los signos de puntuación son señales que, en el texto, sirven para delimitar frases, oraciones y párrafos, así como establecer la jerarquía sintáctica de las proposiciones. El uso adecuado de los signos permite estructurar los textos, ordenar las ideas y jerarquizarlas, para eliminar ambigüedades.

Coherencia

Es la propiedad del texto que permite identificar la unidad temática y comunicativa que expresa el escrito o el mensaje oral. De esta manera, es posible establecer que lo que se lee o escucha forma parte de un todo con sentido y contenido, y no de frases o ideas aisladas que no tienen relación entre sí.
Para que exista coherencia en un texto es necesario que exista un tema general (que es el asunto del cual se hace referencia). Este debe estar debidamente ordenado de acuerdo con un plan, esquema o estructura discursiva que permita avanzar de manera progresiva en el asunto y sin que haya rupturas o desorden.
Para lograr escribir textos coherentes, se debe desarrollar una estrategia enunciativa: antes de escribir o hablar lo primero que hay que hacer es pensar y, después, hay que organizar el pensamiento en función de lo que quiere expresarse.
Tipos de Coherencia:

Hablamos de coherencia global y local, pero en definitiva no son sino dos puntos de vista interdependientes que actúan conjuntamente y simultáneamente en el proceso de construcción de sentido del discurso.
·         Coherencia global
-       El grado de coherencia global afecta al tema central y da sentido al texto en su totalidad,
-       Está sostenida en la aplicación de un criterio que justifica la progresión temática
·         Coherencia local
-       El grado de coherencia global afecta al tema de los segmentos que, en ocasiones, coinciden con los párrafos,
-       Soporta el grado de coherencia interna de un párrafo sostenida en un criterio que justifica la disposición de la información
Según la progresión lógica:
1.    Causalidad. Se establecen relaciones de causa efectos; sus nexos son porque, puesto que, pues, a causa de, supuesto que, como que.
2.    Certeza. Refuerzan las ideas del autor presenta en el texto; sus nexos son evidentemente, seguramente, de hecho, desde luego, claro, además.
3.    Consecuencia. Relaciona la continuidad de las ideas plasmadas en las frases, oraciones o párrafos. Algunos de sus nexos son pues, de este modo, luego, por lo tanto, ahora bien, con que, por consiguiente.
4.    Condición. Son aquellos que establecen un requisito para que se cumpla lo expresado en la oración principal. Entre los elementos que se utilizan para este fin están con tal que, ya que, así que, siempre que.
5.    Oposición. Muestran los contrastes de una o más ideas que se presentan dentro de un párrafo; los nexos que se utilizan son pero, por el contrario, no obstante, sin embargo, más bien.
La no coherencia supone: 
·         Ausencia de un tema unitario 
·         Selección inadecuada de información (información insuficiente o exceso de información- reiteraciones, digresiones que alejan del tema...) 
·         Organización ilógica de las ideas (inadecuada ordenación y jerarquización de las ideas principales y secundarias) 
·         Progresión temática defectuosa (la información de los enunciados tiene que estar relacionada, pero de modo que se vaya avanzando en la información) 
·         Enunciados contradictorios 
·         Enunciados inaceptables según el conocimiento que tenemos del mundo. 

Adecuación

Es la propiedad del texto que tiene que ver con el sentido comunicativo que quiere dársele al mensaje específico de que se trate. Para ello, es recomendable que el enunciador tenga claro a qué enunciatario se dirige. Además, debe tener bien definido el propósito del mensaje que quiere producir: explicar, conmover, persuadir, demostrar. Por último, quien produce el texto debe utilizar el registro*apropiado al contexto en el que se produce el mensaje. Esto último significa considerar el lenguaje y el vocabulario apropiado a los fines comunicativos.
Aspectos a tener en cuenta: 

·         Presentación: 

Limpieza, márgenes, sangrías, letra legible.

Tipografía (tipo de letra, negrita, cursiva…)

·         Propósito: Intención comunicativa. 

Objetivismo, subjetivismo, informar, declarar, preguntar…

Por ello es importante saber qué función del lenguaje que va a predominar en el texto (referencial, apelativa, expresiva...) La elección de una u otra depende de cuál sea la intención comunicativa del emisor: en un examen, el alumno debe mostrar sus conocimientos; predominará, por lo tanto, la función referencial. Resultará inadecuado la aparición de enunciados con función expresiva (¡qué bien me está saliendo el examen!) o apelativa (ruego que tenga usted piedad de mí). Asimismo, el emisor debe seleccionar los recursos lingüísticos mediante los cuales se realiza cada función (sintaxis, léxico...).

·         Elección del canal comunicativo adecuado. Condicionado por la propia situación comunicativa: por ejemplo, el alumno que realiza el examen habrá de emplear la comunicación escrita.

·         Variedad idiomática (lengua culta, registro formal o coloquial, etc.). Depende también de la situación comunicativa: el examen es una actividad académica; por eso la variedad idiomática ha de ser formal y no se admitirán expresiones coloquiales, palabras de la jerga juvenil y abreviaturas propias de la mensajería electrónica.

El ámbito de uso se refiere a las diferentes situaciones sociales en que se usa la lengua, como por ejemplo el ámbito de las relaciones personales, el de los medios de comunicación, el de las relaciones con las instituciones, el ámbito literario, el académico, etc. Estos ámbitos de uso determinan en cierta medida el registro; por ejemplo, en los medios de comunicación es general el uso del registro estándar.
·         Variedad del discurso (narración, descripción, exposición...). El emisor ha de seleccionar una determinada forma de construir un texto, según la intención y la situación comunicativa: no es adecuado construir un texto narrativo en un examen, ni dialogado; deberá ser expositivo o, en su caso, argumentativo.

De esta manera, habrá textos que pueden considerarse como adecuados para el ámbito académico y otros que se utilizan en espacios específicos como redes sociales (por ejemplo). La diferencia entre uno y otro está en los fines que se persiguen y, desde luego, en los matices: el tipo de lenguaje que se utilice y el sentido que se dé al mensaje en su conjunto.
Lo importante, cuando se trata de adecuación, es entender que es a partir de un contexto determinado que el enunciador define el rumbo de su acción y, por ejemplo, las palabras que utilizará para hablar o, incluso, el tono en que lo hará. Así, cuando se produce un texto oral o escrito hay que tener bien claro “en donde se está parado”, quién es el enunciatario o enunciatarios y, desde luego, cuáles son los propósitos comunicativos que se persiguen.
CORRECCIÓN
Es una cualidad inherente a todo texto, por lo que resulta imprescindible que evitemos todo tipo de errores ortográficos (si el mensaje es escrito), fonéticos (cuando el mensaje es oral), morfosintácticos y léxicos.
·         Los vulgarismos fonéticos son pronunciaciones descuidadas o incorrectas: pueden consistir en el cambio del acento de una palabra (*caracteres, *análisis, *intervalo, *medico) o en la supresión, adición, alteración o deformación de los sonidos que componen la palabras. Los más frecuentes son:
- Pérdida o apócope de la parte final de una palabra (*na).
- Pérdida de /d/, /g/ o /r/ intervocálicas (*too, *pa).
- Desarrollo de /g/ ante el diptongo /ue/ (*güeno, *agüelo).
 - Contracciones: de preposición + artículo (*pal pueblo); de pronombres me, te, la, le, se, ante vocal (*m´ha dicho...). ƒ

·         Los principales vulgarismos morfosintácticos son:
- Adición de –s en la 2ª persona del singular del pretérito perfecto simple: *dijiste.
- Uso del infinitivo por imperativo: *salir ahora, *marcharos.
- Formas negativas en el imperativo, por el subjuntivo: *No llegad/ llegar tarde (= no lleguéis).
- Formas de imperativo singular con –s: *oyes (= oye).
- Formas regulares verbales que son incorrectas: *andó, *andara, *conducí (= anduvo, anduviera, conduje).
- Leísmo, laísmo y loísmo: uso de le como complemento directo (coge ese libro y *ábrele) o de lo y la como complemento indirecto (ya *la dije que no viniera).
- Alteraciones de género: *la reuma.
- Concordancia de HABER con el CD: *habían muchos (= había muchos).
- Alteración del orden de los pronombres ME, TE, SE: *me se ha caído (= se me ha caído).
- Transposición o duplicación de la –n de 3ª persona plural en verbos con pronombre enclítico: *cállensen, *cállesen (= cállense).
- Uso de estructuras comparativas redundantes: *más mejor (= mejor), *muy altísimo (= altísimo).
- Los anacolutos: construcciones sintácticas incoherentes, desordenadas, inacabadas o de sentido incomprensible.
- DEQUEÍSMO: usar DE antes de la oración subordinada sustantiva de CD introducida por la conjunción QUE: *Me dijo de que tú estabas enfermo.
- ANTIDEQUEÍSMO: para evitar el dequeísmo, se elimina DE cuándo debe aparecer: *Se enteró que tú habías llegado (= Se enteró de que tú habías llegado). ƒ

·         Los principales vulgarismos léxicos consisten en:
- Uso o expresiones con significado o forma erróneos: “luces *calógenas”, “el *porsupuesto de la obra”, “el *pograma de Buenafuente está *mu bien”.
- Uso de palabras, interjecciones o expresiones de baja consideración social (¡mierda!, ¡la hostia!...).



Bibliografías:
http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/tlriid2/unidad2/usodelParrafo/adecuacion







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